martes, 20 de mayo de 2008
miércoles, 23 de abril de 2008
sábado, 16 de febrero de 2008
martes, 12 de febrero de 2008
jueves, 7 de febrero de 2008
domingo, 3 de febrero de 2008
¿Qué es lo que tiene el mar...?
Huellas sobre cartón
sábado, 2 de febrero de 2008
ReciclaT
Salió de su casa con una pila de periódicos atrasados. Cruzó la calle, abrió el contenedor amarillo y los tiró dentro. Me pregunté por qué habría hecho eso, si el contenedor de papel está dos pasos más allá. No dejé de darle vueltas hasta que leí las noticias y supe lo que pasa. No pasa nada.
Después de cenar puse una bolsa de basura en el cubo, tiré las raspas del lenguado, una lata vacía de espárragos, un par de pilas gastadas y un móvil roto. Cogí la bolsa y el periódico de ayer, crucé la calle y lo dejé todo en el contenedor verde. Es el que queda más cerca de casa. Entonces se me acercó un tipo la mar de indignado y me afeó lo que acababa de hacer.
_ ¿Es que no se ha enterado? - le dije-. Mire usted, que no hay de qué preocuparse. Que lo de la desertización era un invento. Una broma global.
El hombre se puso la mar de contento. Se metió en su coche, pisó el acelerador a fondo y yo respiré la nube gris que escapó de su tubo de escape, antes de volver a casa.
Después de cenar puse una bolsa de basura en el cubo, tiré las raspas del lenguado, una lata vacía de espárragos, un par de pilas gastadas y un móvil roto. Cogí la bolsa y el periódico de ayer, crucé la calle y lo dejé todo en el contenedor verde. Es el que queda más cerca de casa. Entonces se me acercó un tipo la mar de indignado y me afeó lo que acababa de hacer.
_ ¿Es que no se ha enterado? - le dije-. Mire usted, que no hay de qué preocuparse. Que lo de la desertización era un invento. Una broma global.
El hombre se puso la mar de contento. Se metió en su coche, pisó el acelerador a fondo y yo respiré la nube gris que escapó de su tubo de escape, antes de volver a casa.
Por Raquel Míguez
La Laguna en un cajón
El primer cajón lo encontré en Bocacangrejo. Ese día me fui a casa con un buen botín:un par de tablas grandes, cuatro o cinco más pequeñas, cuerdas, algunas telas y el cajón. No sabía bien que acabaría haciendo con el pero no podía dejarlo allí tirado. El lunes siguiente lo llevé a clase junto con dos más que había tirados en un callejón de La Laguna. Era un día bastante gris, de esos en los que uno espera que en cualquier momento el cielo empiece a descargar la lluvia atrapada. Quizás sea por esto que, poco a poco, poniendo y quitando a golpe de espátula empezó a salir de aquel primer cajón un ciudad nublada, La Laguna. Tras este vinieron otros, y los que quedan por llegar cada vez que uno se cruce en mi camino por las calles de la isla.
miércoles, 30 de enero de 2008
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